Señorías, señora ministra, han pasado más de diez años desde que Juan Bonás i Pahísa, mi hermano Juan, falleció de sida. Juan tuvo que enfrentarse no solo con las sucesivas infecciones, sino con el miedo, con la incomprensión, con el odio, con el rechazo, con la estigmatización.
Desde entonces se ha avanzado en el conocimiento y el tratamiento del sida, gracias sobre todo a asociaciones y a ONG que trabajaron para que los enfermos de sida fueran menos estigmatizados. No obstante, las personas afectadas de sida siguen siendo estigmatizadas, relacionadas con grupos fuera de la normalidad, pobres, drogadictos, prostitutas. A pesar de esta sensación, de este subconsciente colectivo, la realidad de hoy es que en el Estado español la mayoría de los casos de infección se debe a contagio heterosexual, es decir, personas que se considera que están dentro de la “normalidad”.
A escala global, según el último informe de ONU/sida, el sida va camino de convertirse en la peor epidemia de la historia: más de 40 millones de personas ya están infectadas en todo el mundo y la cifra sigue una alarmante línea ascendente; 14.000 personas al día, más de 5 millones de personas al año, 3 millones de muertes este año. La tragedia se muestra en toda su crueldad desde que es detectada la infección y hasta la muerte porque va asociada a la pérdida de calidad de vida, la marginación social y el empobrecimiento económico. A pesar de que es un problema global, las realidades regionales evidentemente son diferentes y debemos distinguir la situación en países pobres de la de países más ricos. Así, según el documento VIH/sida y desarrollo del Centro de Investigación de las Naciones Unidas, el sida ha causado la muerte a un gran número de personas en la flor de la vida, plantea una grave amenaza para el desarrollo al reducir el crecimiento, debilita a los gobiernos, destruye el capital humano, desalienta las inversiones y erosiona la productividad. El sida socava los esfuerzos de los países pobres para reducir la pobreza y mejorar los niveles de vida, hasta el punto de que estimaciones poco alarmistas han determinado que en algunos países la pobreza ha aumentado un 5 por ciento como resultado directo de la epidemia y se estima que para 2010 el PIB habrá disminuido un 8 por ciento, poniendo en peligro el objetivo de la Cumbre del Milenio de reducir la pobreza extrema en 2015.
La epidemia, que se ceba en las personas que sustentan a la familia, provoca la disminución de ingresos por la enfermedad, el gasto de los ahorros en servicios médicos y funerarios, la desestructuración familiar, y ello revierte en toda la familia, especialmente en la infancia desamparada y en la mujer como consecuencia de la violencia machista y de las cargas domésticas que asume en una sociedad patriarcal. Otro problema es el precio de los medicamentos. En el año 2000, el precio del tratamiento antirretrovírico de combinación de primera línea recomendado por la OMS para tratar a un paciente durante un año oscilaba entre 1.000 y 1.200 dólares en los mercados mundiales; a principios de 2002, la competencia de los genéricos y la fijación diferencial de los precios por parte de las compañías farmacéuticas contribuyeron a reducir sustancialmente los precios, en especial para los países de ingresos bajos; el precio de algunas combinaciones genéricas disminuyó a 700 dólares por persona y año. Sin embargo, teniendo en cuenta que en los países más pobres cuatro de cada cinco personas viven con menos de dos dólares al día, los precios continúan siendo prohibitivos para la mayoría de la población de estos países.
Por otro lado, a la tragedia humana, personal, individual o familiar hay que sumar la falta de medidas políticas, sanitarias y sociales, que agrava aún más estas situaciones: la falta de campañas de prevención, de acceso a métodos preventivos como los preservativos, de acceso a pruebas de diagnóstico, de información a las personas afectadas, de acceso a terapias paliativas. De hecho, ONU/sida señala que en 2004 tiene acceso a servicios preventivos del VIH menos del 20 por ciento de la población mundial que lo necesita, y según la OMS nueve de cada diez personas que necesitan con urgencia tratamiento de VIH no pueden conseguirlo.
¿Cuál ha sido la actitud de los países más ricos ante esta tragedia? Según Amnistía Internacional, incumplir el compromiso de la ONU de 2001. En este mismo sentido, según el grupo de trabajo mundial sobre prevención del VIH, el gasto mundial fue tan solo de un tercio de lo que se necesita para alcanzar en 2005 una respuesta integral. Necesitamos un mayor compromiso, pero no sólo un mayor compromiso, sino un compromiso bien
enfocado, ya que, como denuncia un enviado especial de la Secretaría General de las Naciones Unidas, para luchar contra el VIH/sida en África la ideología cristiana fundamentalista, encabezada por los Estados Unidos, está conduciendo a unos resultados desastrosos, incluyendo la escasez de preservativos en Uganda, que se había convertido en todo un referente en la lucha contra el sida en los países subsaharianos.
En los países económicamente más ricos, entre ellos el nuestro, la magnitud de la tragedia es diferente. A pesar de que las medidas preventivas de sensibilización, de investigación, de tratamiento y asistencia son notablemente mejores que en los países más pobres, la epidemia no ha sido erradicada, ni se ha conseguido la normal integración de las personas que la padecen en la sociedad. Así, dos de los grandes problemas con los que nos encontramos en estos países, entre ellos el nuestro, son la estigmatización y la marginación de las personas que padecen la enfermedad. El hecho de que la persona que sufre la enfermedad lo oculte a menudo, no tan solo a su entorno social y laboral, sino a su entorno familiar y de amistad más cercano, es una prueba de dicha discriminación. Precisamente esta discriminación supone uno de los mayores obstáculos para la visualización de la enfermedad y su normalización, que son dos premisas básicas para combatirla. En primer lugar, porque la visualización debe impulsar la lucha contra la discriminación y la estigmatización de las personas que la padecen y permitir una mayor integración social. En segundo lugar, porque situaría la epidemia en un lugar destacado de la agenda política.
En el Estado español se calcula que cada año se infectan entre 4.000 y 5.000 personas, situándose como uno de los países con mayor incidencia de sida en Europa occidental. No obstante, no podemos proporcionar datos reales, no sabemos cuántos seropositivos hay en realidad, no sabemos si hablamos de 80.000, de 30.000 o de 20.000. Es necesario abordar un control epidemiológico. No puede ser que no se disponga de una base de datos acerca del alcance de la infección, se hace necesario la elaboración de una base de datos anónima, basado en un código no nominal, no como el anterior registro que se intentó hacer, nominativo. Es necesario elaborarla con varias finalidades: planificar los recursos, evaluar el aumento de casos y hacer prospecciones de recursos y políticas, evaluar políticas preventivas, evaluar la necesidad de apoyo a los enfermos y familiares a nivel psicológico, social, laboral y sanitario.
Los datos epidemiológicos que sí existen en Europa nos dicen que la epidemia está creciendo; en Rusia tiene proporciones alarmantes. En las condiciones actuales, sin una campaña clara de prevención, podríamos decir que estamos ante un recrudecimiento de la epidemia. El 37,2 por ciento de las personas diagnosticadas el pasado año no sabían que estaban infectadas por el VIH, porcentaje que se eleva al 60 por ciento entre los contagiados por vía heterosexual, especialmente entre las mujeres; lo han conocido cuando ha aparecido alguna infección que ha puesto en evidencia el debilitamiento del sistema inmunitario. Esto significa que hay muchas otras personas en este momento infectadas sin conocimiento y que no lo sabrán hasta dentro de unos años. Es un grave problema. Asimismo aluden a estos datos organizaciones como Médicos del Mundo, en línea con los de la OMS o el Centro para la Salud y la Igualdad de Género, que reclaman la necesidad de incorporar un específico enfoque de género en las políticas de lucha contra el VIH.
Por otro lado, la fatiga de la prevención, el hecho de que buena parte de la juventud no haya experimentado o conocido la devastación de la epidemia provoca una disminución de la percepción de riesgo, cosa que relaja las medidas preventivas y favorece el contagio. En ese sentido, Médicos del Mundo ha reclamado la necesidad de reforzar las estrategias de prevención en el Estado español donde, a la luz de información telefónica gratuita sobre VIH, constataban que uno de cada cinco usuarios afirma no utilizar nunca el preservativo. Esta sensación de que el sida ya no es mortal, solo sensación porque el sida sigue siendo letal, ha elevado el relajamiento de la prevención. En los hospitales detectan nuevos casos cada día provenientes de conductas sexuales de riesgo. Una conducta sexual de riesgo es cualquier conducta espontánea sin preservativo. Desde las últimas campañas que se hicieron, nuevas generaciones de adolescentes han pasado a ser activas sexualmente sin que hayan recibido la suficiente información de peligrosidad de las relaciones sexuales sin preservativo. No obstante, hay que señalar que las campañas de prevención no deben limitarse a unas campañas anuales o bianuales sino a una información sistemática en seminarios sobre sexualidad y enfermedades de transmisión sexual. De hecho, buena parte de los contagios se habría podido evitar. Hay la sensación de que se ha bajado la guardia. Incluso hoy día hay farmacias que se permiten el lujo de no querer vender preservativos. Podíamos entender que alguien podía, a título individual, presentar una objeción ideológica, pero la farmacia tiene una función pública, social y sanitaria.
El sida, gracias a tratamientos farmacológicos, ha pasado a ser una enfermedad crónica y hoy son muchos los afectados que conviven con la enfermedad, incluso hay casos de seropositivos que han dejado de estar enfermos. En otro aspecto del tratamiento de la enfermedad hay que transmitir que, si bien se puede convivir con el sida, es a cambio de una gran pérdida de calidad de vida que supone la toxicidad de los mismos fármacos. Precisamente la dificultad de seguir con el tratamiento, lo que se llama la resistencia al tratamiento, es la causa del fracaso y de la aparición de resistencias cruzadas. En este punto conviene tener presente que para combatir el sida no bastan los fármacos, es necesario un soporte psicológico que prácticamente no existe. Aquí vuelvo a insistir en la necesidad de un plan general de sanidad mental, la necesidad de evaluar la experiencia del servicio psicológico no solo para enfermos de sida sino para otras enfermedades de tipo crónico; los afectados necesitan de un soporte para adaptarse a su nueva situación vital. No solo es necesario el apoyo psicológico sino que hay que tomar medidas activas de integración social de las personas afectadas que no afectan al Ministerio de Sanidad, aunque algunas sí, por ejemplo, el caso de la lipoatrofia facial que hace visible que la persona es una afectada del sida. Eso se podría solucionar con operaciones de estética que no están al alcance de la mayoría de los afectados.
También es importante tener una mayor información y cobertura por la Seguridad Social del lavado de semen porque no se les puede negar a las personas el derecho a tener un hijo o una hija. La falta de este apoyo supone hoy en día que muchas personas se arriesguen a tener descendencia con el riesgo que supone cuando se materializa; podemos pensar que poco supondría para las arcas públicas subvencionar el lavado de semen comparado con lo que supone tener una enferma de sida.
Estas apreciaciones, señora ministra, se las propondremos dentro de una semana o quince días en una moción. El sida, como antes he dicho, está controlado, pero no sabemos hasta qué punto porque nos faltan datos. No podemos desestimar que existe, que está aquí, que está a nuestro lado, que cada día se infectan nuevas personas, y que a las personas afectadas podemos tratarlas mucho mejor.
Gracias.
La señora VICEPRESIDENTA (Chacón i Piqueras): A usted, señora Bonás, muchas gracias.
Para contestar a la interpelación del Grupo de Esquerra Republicana, tiene la palabra la señora ministra de Sanidad.
La señora MINISTRA DE SANIDAD Y CONSUMO (Salgado Méndez): Muchas gracias, señora presidenta.
Señora Bonás, más que contestación a su planteamiento, quisiera decirle que estoy de acuerdo con todo lo que usted ha expresado, por tanto, tiene que entender mi explicación y mi intervención como complementaria de la que usted ha hecho. Los aspectos que usted ha mencionado son especialmente relevantes en un día como el de hoy, pues celebramos mañana el día mundial del sida.
Ha hecho usted referencia al problema del sida a nivel mundial, al problema del sida en los países del Tercer Mundo. Yo quisiera hacer mías las palabras del director ejecutivo de ONU/sida en la presentación hace muy pocos días de los últimos datos de la epidemia. Nos decía: hoy tenemos una oportunidad histórica, se dan las condiciones necesarias para cambiar el curso de la epidemia. ¿De qué modo? La respuesta es simple: a través del acceso universal a las medidas de prevención, de tratamiento y de apoyo. Una respuesta que es simple pero desgraciadamente no es sencilla en muchos lugares del mundo, como sabemos. Sí quisiera decirle que el Gobierno español está decidido a incrementar nuestra cooperación con los países donde el sida afecta a más personas. Hemos incrementado las dotaciones en cooperación y muchas de ellas van dirigidas específicamente a tratar de ayudar a la resolución de este problema.
Como usted ha dicho, los datos que conocemos sobre el estado de la epidemia a escala mundial desde luego no son alentadores. La epidemia no está bajo control, hay más de 40 millones de personas afectadas por el VIH, son más de 3 millones las personas que han muerto este año y 25 millones de personas en los últimos veinticinco años. En España la situación es distinta, la epidemia sigue un curso favorable, con descensos en las nuevas infecciones, en los diagnósticos de sida y en los fallecimientos. Eso refleja, a nuestro entender, el impacto favorable de las actividades de prevención desarrolladas. El propio informe de ONU/sida así lo indica y hace específica referencia al éxito español en el control de las infecciones entre usuarios de drogas gracias a las estrategias de reducción de daños, pero, como usted ha dicho, no podemos bajar la guardia, hay una menor percepción del riesgo, probablemente debido a la existencia de tratamientos antirretrovirales para todas las personas en las que el sida se manifiesta, pero lo que tenemos que hacer es prevenir las nuevas infecciones. En este sentido la lucha es multisectorial, no solo del Ministerio de Sanidad y Consumo sino, por supuesto, de las comunidades autónomas, profesionales, educadores y sanitarios, ONG y sociedad en su conjunto. Hoy hemos presentado la nueva campaña mundial, el mensaje del día hoy de ONU/sida, que nos dice: No des la espalda al sida, detén el sida, haz la promesa. Es un mensaje que tiene como objetivo aumentar el nivel de compromiso individual de los ciudadanos y luchar contra la discriminación y el estigma que afecta a los infectados por VIH/sida y que hemos tenido ocasión de comprobar. En el día de hoy hemos hecho público un vídeo en el que se recogen las opiniones de los ciudadanos españoles sobre la infección por VIH/sida.
Hay un conocimiento bastante concreto y exacto de las vías de transmisión del VIH, pero no hay un conocimiento igual de las vías de no transmisión.
Sigue habiendo un número muy importante de personas en nuestro país que piensan que se contagia por la utilización de vasos que han utilizado personas infectadas o por compartir con ellas espacios laborales o la escuela. Quisiera añadir algo más: hay un tercio de las personas encuestadas que manifiestan que no compartirían espacio laboral ni espacio escolar con personas infectadas con VIH/sida. A tal punto llega la discriminación en nuestro país, un país desarrollado y con un nivel de información suficiente. Pero quisiera, más que contestar a su interpelación, complementarla y hablar, por ejemplo, de la investigación, que todavía no ha producido resultados en vacunas, que, como sabe, están lejanos según todas las predicciones de los expertos. De ahí la importancia de la prevención. Nosotros en España estamos colaborando en proyectos de investigación y en la financiación de proyectos que permitan mejorar las condiciones de vida de los afectados por el VHI/sida.
Quisiera mencionarle el Fondo de Investigación Sanitaria, que ha financiado 50 proyectos de investigación, las redes temáticas de investigación en sida, también del mismo fondo, que han financiado proyectos por un importe de 4 millones de euros, o los proyectos financiados por la Fundación para la Investigación y la Prevención del Sida que, como
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saben, son financiados por la industria farmacéutica y que han aportado en las últimas seis convocatorias 13,6 millones de euros. España está interviniendo con otros países en la cooperación para la búsqueda de esa vacuna que hoy por hoy, como le digo, se resiste. Participamos en las empresas Global Vaccine Enterprise, participamos también en Global Aids, en la EDCTP y en todos aquellos proyectos que entendemos que son serios y en los que la participación española es interesante.
Quisiera completar lo que usted ha dicho en cuanto a las estrategias de prevención diciéndole que además de las campañas que se realizan con el Consejo de la Juventud, hemos puesto en marcha otras acciones con el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales dirigidas específicamente a los inmigrantes, que, en contra de lo que algunos pretenden decir, no llegan con la infección. Desgraciadamente, contraen la infección por VIH/sida en nuestro país porque tienen menor conocimiento, menor integración y menor acceso, por tanto, a las medidas de prevención. Por primera vez también hemos hecho actuaciones específicamente destinadas a los colectivos de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales, porque el número de contagios entre la población homosexual se ha incrementado, lo cual es señal de que se ha bajado la guardia también ahí y que se han vuelto a revitalizar algunas conductas particulares de riesgo. También hemos diseñado programas para instituciones penitenciarias o el Instituto de la Mujer, y por primera vez estamos realizando con los profesionales de atención primaria y los profesionales de las oficinas de farmacia campañas que tratan de impulsar la realización de la prueba diagnóstica para hacer una detección precoz y poder mejorar la calidad de vida de las personas infectadas y proporcionarles ayuda desde el primer momento.
En el ámbito de la Unión Europea, España ha ejercido un importante papel de liderazgo que se dio en el Consejo de Ministros de Salud de junio, en el que, venciendo las reticencias de algunos países donde la Iglesia tiene mayor influencia, conseguimos que, a propuesta nuestra, los Estados miembros incluyeran específicamente el apoyo a las políticas de prevención basadas en la evidencia científica y de forma explícita la promoción del uso del preservativo y las estrategias de reducción de daños para las personas drogodependientes. En el ámbito asistencial hemos procedido a revisar y a actualizar la evidencia científica contando con las sociedades científicas y más de 145 expertos. Estamos revisando temas como el lavado de semen, que usted ha mencionado, el manejo de la coinfección entre VIH y virus de las hepatitis y los trasplantes hepáticos, estudiando los manejos de la lipodistrofia conjuntamente con las comunidades autónomas y los profesionales. Quisiera señalarle que son ya 50 los trasplantes de hígado en personas VIH en nuestro país en los últimos tiempos, y quisiera dedicar estos últimos minutos a un tema que usted ha mencionado: la integración de las personas que viven con VIH/sida. Desde luego, combatir el estigma y la discriminación es fundamental no solo por respeto a los derechos humanos, sino también por motivos de salud pública, puesto que el miedo al rechazo dificulta el acceso a la información, la toma de medidas de prevención, el retraso diagnóstico, los fallos en el seguimiento del tratamiento en personas con infección o por sida, etcétera. Y quisiera mencionar la referencia que usted ha hecho al registro de personas afectadas. Como sabe, hay una sentencia de los tribunales que declara que debe modificarse el registro en la forma en la que estaba elaborado anteriormente. Usted ha hablado de un registro anónimo y sabe perfectamente que tal registro tiene por naturaleza una calidad diferente en cuanto a los datos y, por otra parte, en cuanto que anónimo es difícilmente protegible por la legislación de protección de datos. Estamos manteniendo conversaciones con todas las organizaciones no gubernamentales dedicadas a estos temas para tratar de llegar a la elaboración de un registro que, respetando la confidencialidad de los datos allí incluidos, sin embargo sí nos permita hacer el seguimiento que nos resulta tan necesario para conocer hasta qué punto tienen éxito las medidas que vamos poniendo en marcha. También quiero decirle que específicamente en este año la Comisión nacional de seguimiento y control de los programas de prevención del sida aprobó el pasado 22 de noviembre la inclusión de la lucha contra la discriminación entre las prioridades de las comunidades autónomas a la hora de recibir fondos del Ministerio de Sanidad y Consumo para la prevención del VIH/sida, y también con la coordinadora estatal de ONG de sida tenemos una reunión prevista en las próximas semanas para estudiar el tema de la discriminación laboral en profundidad.
En conclusión, señoría, y completando su intervención, que créame que agradezco extraordinariamente, la epidemia sigue en España un curso favorable, pero tenemos que intensificar nuestro esfuerzo sobre la base de la evidencia científica, apartando dogmatismos que ponen en riesgo la salud y la vida humana y mostrando siempre nuestra solidaridad y apoyo a los afectados. Espero tener la oportunidad de completar algunas otras cuestiones.
Muchas gracias, presidenta. (Aplausos.)
La señora VICEPRESIDENTA (Chacón i Piqueras): A usted, señora ministra, muchísimas gracias.
Señora Bonás, ¿desea réplica?
La señora BONÁS I PAHISA: Solo quiero hacer un breve comentario respecto a la epidemia de sida en África, que nos afecta también a nosotros porque las consecuencias que allí se producen revierten en nuestro mundo. Más que en una cooperación económica, España debe integrarse en unas líneas globales de lucha contra el sida en África, y le pregunto si el Ministerio de Sanidad va a considerar líneas de ayuda y cooperación no solo económicas sino también de recursos humanos en información y en formación. Usted ha dicho que la situación en España es favorable, y yo digo que hasta que no tengamos los datos no lo sé. Respecto al registro, hay asociaciones que han empezado sus propios registros sobre la base de un código que no respete la confidencialidad,
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y creo que sería interesante y me congratulo de que el ministerio esté trabajando coordinadamente con estas asociaciones, porque considero que es básico para luchar contra la epidemia.
En mi exposición no he tenido tiempo de hablar de la situación en las cárceles. Usted sabe que las cárceles, por la proximidad de las prácticas de ciertas modas y tatuajes y por el uso de drogas, son un foco de riesgo. Y más que la prevención en las cárceles, que se debe hacer distribuyendo jeringuillas y preservativos, y espero que se haga, lo importante es el cuidado de los enfermos. Se ha sabido que enfermos terminales, cuando han salido de las cárceles, cuando han recibido alimentación adecuada y cuidado adecuado, han dejado de estar enfermos y han pasado a ser solo seropositivos. Convendría que el Ministerio de Sanidad liderase una política de atención a los enfermos de sida y a los seropositivos de las cárceles.
El tema de la inserción laboral es muy complejo. Es prácticamente imposible para un enfermo de sida entrar en el mundo laboral. A un enfermo de sida lo único que le queda es adherirse a una pensión de invalidez, aunque los enfermos de sida no son inválidos, pero es lo único que hay. Nosotros creemos que debería trabajarse en esta línea para conseguir trabajos a tiempo parcial a fin de que puedan regresar a la vida productiva los enfermos de sida y no sean dependientes de una pensión de invalidez que no llega en muchos casos ni a los 300 euros.
En cuanto a la investigación, estaríamos contentos si España realmente dedicara parte de nuestros impuestos a la investigación de una nueva vacuna. Esperemos trabajar conjuntamente, y gracias por su exposición.
La señora VICEPRESIDENTA (Chacón i Piqueras): Muchísimas gracias, señora Bonás.
Señora ministra.
La señora MINISTRA DE SANIDAD Y CONSUMO (Salgado Méndez): Muchas gracias, señora presidenta.
Señoría, quisiera concretarle algo más sobre la mesa de diálogo respecto al sistema de información de nuevas infecciones por VIH. Quisiera decirle que en esa mesa de diálogo están dos representantes de las ONG que nos lo han demandado (Mesa Sida y Galiza), dos representantes de otras ONG, como Cesida, dos representantes de sociedades científicas, dos representantes de comunidades autónomas, un representante de la Agencia de Protección de Datos, un experto en bioética y cinco representantes del Ministerio de Sanidad y Consumo. La mesa ha tenido su última reunión el 20 de octubre del año 2005 y esperamos que en el año 2006 hayamos llegado a un acuerdo en la forma de recoger esos datos.
Me hablaba usted de la epidemia de sida en África. Quiero decirle que aparte del Ministerio de Sanidad y Consumo, yo me siento personalmente comprometida y por eso me he incorporado a la Coalición global de mujeres y sida, precisamente porque en el caso de África -usted ha mencionado el África subsahariana- la mayor parte de los infectados son mujeres (más del 50 por ciento), son además en muchos casos trabajadores básicos de su comunidad; la enfermedad ha diezmado las filas de educadoras, maestras, enfermeras y por supuesto de madres que han dejado un número muy importante de huérfanos. Son transmisoras de valores, transmisoras de educación y por eso el hecho de que afecte a las mujeres tiene una importancia tan grande. Además, esa afección está muy relacionada con la discriminación que sufre la mujer y también con la violencia de género, y esa es una razón más que suficiente para que España tenga un papel importante en esas tareas. Quisiera decirle que nosotros tenemos un programa, el programa Esther, de intercambio de profesionales sanitarios, intercambio en el sentido de que pueden venir a formarse a hospitales españoles en el tratamiento del VIH/sida, porque hasta ahora estaba únicamente un país africano y el resto eran latinoamericanos y nuestro propósito es extenderlo a más países en el conjunto de África. Pero sepa usted que por encima del compromiso del ministerio tengo yo un compromiso personal en la lucha contra esta pandemia en el África subsahariana.
En cuanto a la discriminación laboral tiene usted razón. Le he mencionado los datos de una encuesta. Evidentemente, esa discriminación existe, y con el Ministerio de Trabajo estamos tratando de luchar contra ella. Y por supuesto tenga usted la seguridad de que agradezco muchísimo su colaboración, que me comprometo a dar cuenta de las actividades que realizamos en esta materia, y espero que tengamos éxito toda la sociedad en la lucha contra esta pandemia en España y en el mundo.
Muchas gracias.
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